Dajabon RD. En la historia de Dajabón quedaron grabados los nombres de aquellos que sirvieron con entrega, dignidad y amor por su gente. Entre ellos, destaca con luz propia el del diputado Gregorio Reyes (Goyo), un hombre sencillo, de origen campesino, que supo ganarse el respeto y el cariño de todo un pueblo gracias a su vocación de servicio y su hoja de vida intachable.
Goyo no vino de grandes privilegios. Fue un humilde campesino que conoció desde niño las dificultades del campo y las necesidades de su comunidad. Sin embargo, esas mismas vivencias forjaron en él un carácter firme, un corazón solidario y una voluntad inquebrantable para luchar por los más necesitados.
Durante su paso por la Cámara de Diputados, Goyo se convirtió en una voz auténtica de Dajabón, gestionando obras, defendiendo causas justas y manteniéndose siempre cercano a la gente. Su liderazgo no fue de apariencias, sino de hechos concretos. Donde muchos prometieron, él cumplió. Donde otros callaron, él habló con firmeza y responsabilidad.
Su estilo de hacer política se basó en la sencillez, el respeto y la palabra empeñada. No buscó protagonismo, sino resultados. No se sirvió del poder, sino que puso el poder al servicio de su pueblo.
Hoy, cuando miramos hacia atrás, el nombre de Gregorio Reyes se pronuncia con orgullo. Fue un diputado que dejó huellas profundas, no solo en la infraestructura y el desarrollo de la provincia, sino en el corazón de su gente. Su vida fue un ejemplo de cómo se puede servir con honestidad, desde lo más alto del Congreso hasta el rincón más humilde del campo.
Agradecemos y honramos su legado. Porque Goyo representó lo mejor de Dajabón: trabajo, humildad, honestidad y compromiso.
Gracias, diputado Gregorio Reyes, por haber sido un verdadero servidor del pueblo. Su historia permanece viva en la memoria agradecida de quienes le conocen y valoran su incansable entrega.
Charles Pérez