Por: José Luis Contreras.
Tips estratégicos para aspirantes que quieren ganar, no solo participar!
En política no hay adversario pequeño. Ese dirigente de barrio que hoy parece insignificante, puede mañana ser el líder que te enfrente con fuerza. La historia electoral dominicana está llena de sorpresas construidas desde abajo. La primera gran lección para quienes aspiran en 2028 es clara: no subestimes a nadie. Todo actor cuenta, toda estructura pesa, todo voto vale.
Del mismo modo, no hay alianzas eternas. Quien hoy está contigo, mañana puede estar del otro lado. Las lealtades políticas son circunstanciales, muchas veces interesadas. Y eso no es traición: es parte del juego. La política no se maneja con sentimentalismos, sino con visión. Por eso, la recomendación a los aspirantes es simple: valora a tus aliados, pero no pongas tu destino en manos de nadie. Asegura tu propia fuerza, tu marca, tu conexión con el pueblo.
Otro error común en muchos aspirantes es actuar como si la política fuera una religión. Y no lo es. Aquí no gana quien cree más, ni quien defiende una causa con más fe. Gana quien organiza mejor, quien comunica con inteligencia, quien construye alianzas útiles y sabe cuándo moverse. La política no premia la pureza, premia la eficacia. No se trata de ser fiel a una idea, se trata de saber cuándo avanzar, cuándo ceder y cuándo callar.
Y algo fundamental: cada campaña electoral presenta un escenario diferente. No te confíes en lo que hiciste en 2020 o 2024. Esos tiempos ya pasaron. El electorado cambia, las prioridades cambian, los problemas cambian. Si no entiendes eso, estarás haciendo política con recetas vencidas. El 2028 será distinto, y exige una estrategia nueva.
En resumen:
No subestimes a nadie.
No te fíes ciegamente de las lealtades.
No confundas política con religión.
No repitas fórmulas viejas.
El 2028 lo ganará quien esté dispuesto a pensar con cabeza fría, actuar con precisión y adaptarse con inteligencia.
Porque en política, el sentimentalismo es un lujo que los ganadores no se permiten.
